Al informar sobre algunos mitos, en algunos casos esporádicos, el autor tuvo que desviarse ligeramente del vocabulario original utilizado en Edda, complementando el texto con frases y términos, que, en su opinión, reflejan el contenido con mayor precisión, aunque sin duda son anacrónicos en relación con la época. La convención adoptada tiene por objeto hacer que el mensaje sea más legible y así facilitar su recepción..
Un lector atento puede encontrar personajes y situaciones mientras lee, que él conoce de nuestras leyendas y cuentos nativos o extranjeros ampliamente difundidos.
Este hecho puede socavar la autenticidad del mensaje a los ojos del lector.. Sin embargo, esta similitud es solo aparente. Varios hilos míticos y legendarios nos llegaron en el pasado preliterario, y después, en forma de eco lejano en los cuentos de hadas de Andersen y los hermanos Grimm, o en la literatura anglosajona. A partir de ahí, tales personajes y tramas fueron adoptados en nuestro suelo., como enanos y enanos, dragones, montañas de cristal o hielo, o bellezas durmientes. Sacados de su contexto nativo, sin embargo, perdieron gran parte de su atractivo., y en algunos casos se han distorsionado significativamente.
La segunda mitad del siglo XX trajo consigo, con la aparición de nuevos géneros literarios, como la fantasía, mayor interés en la herencia literaria y mitológica del círculo cultural germánico. Resultó ser una mina inagotable de temas. Sin embargo, tanto los fundadores de esta tendencia, como sus sucesores y seguidores, usando hilos auténticos, los distorsionó, ajustándose a su propio concepto narrativo. A través de esto se volvió bastante engañoso, aunque con personajes auténticos, imagen del mítico mundo de los alemanes. Por ello, el autor encontró útil entregar al lector el grupo de mitos más conocido e investigado derivado de la tradición cultural germánica..