El cuento de Harbard, parte 2

Este se llamaba Harbard, pero a pesar de este intercambio de cortesía, aun no quiso transportar al vagabundo. Era visible, que ni un nombre amenazante, ni su fama impresionó a Harvard. Eso fue difícil de soportar para Thor.. Se agitó con furia, lanzando insultos y amenazas. El transportista, sin embargo, aparentemente no tuvo nada que ver con eso.. Y aun mas, se burló del furioso Thor. Se rió de los hechos, lo que se suponía que debía hacer, poniendo tus propios logros sobre ellos. Y cuando empezó a bromear sobre las aventuras amorosas del vagabundo, este casi se rompe de rabia. Harbard no le ahorró palabras mordaces., cuando mencionó la famosa pelea, que Thor luchó con las brujas gigantes feroces en la isla de Hlesey. Mitad lobos mitad mujeres atacaron a su hijo Odin y a su sirviente Thjalf, armados con garrotes forjados con hierro.. Thor los derrotó a todos con sus propias manos y liberó al país de los horrores que reinaban allí.. Sin embargo, Harbard vio en esto solo una lucha con mujeres indignas de su esposo.. Dijo esto, eso si, tal vez, que Thor tiene mucha fuerza, pero es igualmente cobarde, porque teme a los verdaderos guerreros, y solo una mujer es digna oponente para él. Eso no pudo ser sentido por Thor.. Saltó en, balanceando un martillo, en las frías aguas de la bahía, y así se enardeció de ira, que el vapor había subido y la niebla había cubierto toda el área. Cuando llegó al otro lado, Ya no encontró a nadie. Solo una risa burlona vino desde la distancia.

Thor regresó a Asgard enojado y con una barba levantada.. Se sentó en la fiesta, pero esta vez ya no se jactaba, y solo bebió silenciosamente su cerveza y miró a su alrededor con mala vista. Odin le preguntó a su hijo, ¿Por qué está tan triste?. Thor solo murmuró algo indistintamente.. Entonces el Padre de Dioses, en la voz de Harbard, le dije a todo el mundo, cómo conoció a cierto vagabundo en la bahía y, queriendo frenar su orgullo y castigar a los orgullosos, en forma de portaaviones, se batió en duelo con él. Thor se sonrojó al principio., escuchando la risa alegre de los dioses, pero cuando entendió, que su padre le enseñó a razonar así, él mismo se echó a reír de esta aventura.